Cumbia, la reina.

CUMBIA, REINA DE LA TRADICION
Por: Mónica Lindo De Las Salas

La Cumbia, baile que evoca legendarios ancestros. Hablar de ella es obnubilarse con el encanto de las velas encendidas, es vestir de gala la noche, es descubrir en los cuerpos de los intérpretes la magia del erotismo hecho movimiento. Su carácter ritual, se expresa en lo tangible que evidencia el talento y destreza de los bailadores y lo intangible que refleja el alma; es una unidad indisoluble que acuna en su alegría, la identidad del ser Caribe. Aunque son muchas los municipios que se pronuncian como la tierra que le dio origen, es difícil, atribuírselo a uno u otro lugar por cuanto además de Colombia, se habla de ella en Chile, México, Perú, Bolivia, entre otros.

Como hecho folklórico, la Cumbia, guarda su carácter tradicional destacándose por ser anónima, es decir no tiene un autor conocido, como característica de los hechos folklóricos, también es antigua, no institucionalizada, pre lógica, y sobre todo no es estática sino que tiende a incorporar de manera natural, elementos de la contemporaneidad.


Lara Celso expresa sin embargo, que el hecho folklórico como fenómeno social responde a las características de la sociedad en la que está funcionando, que tiene particularidades donde los aspectos sociales y económicos pernean su existencia y naturaleza. “El folklore no es un fenómeno estático, fosilizado, Está en constante cambio, de acuerdo a las condiciones básicas socioeconómicas que le dan vida. ….el hecho folklórico se transforma sobre sus bases tradicionales. Y siendo producto de un proceso histórico formativo, las posibilidades que el folklore desaparezca son escasas”

En este sentido, la cumbia, como hecho folklórico, es un fenómeno que musical y dancísticamente no se mantiene congelada en el tiempo, ella evoluciona en la dinámica misma de la cultura y de los intereses de los pueblos, que la dan sentido y la apropian como parte de su patrimonio. Cada elemento, cada sonoridad, movimiento y expresión que en ella se devela, tiene su propia significación, la cual habla de un momento histórico determinado.

LAS VELAS…. MAGIA Y RITUALIDAD.

Las velas, (antiguamente llamada hachones o mechones) son manifestación ritual propia de las danzas que evocan celebraciones y alumbramientos religiosos. Es la mujer quien las recibe de la mano de su parejo con una destreza mágica, manteniéndolo a distancia con el calor de las mismas. Se convierte en un efectivo mecanismo distanciador cuando se rebasan los límites de la proximidad física entre hombre y mujer. Las mujeres llevan en su mano derecha, su mazo de velas de cera, sebo o de parafina, envueltos en su base, con una tela de algodón que ayuda en parte a resistir el calor del primer chorro de esperma que cae al ser encendidas.

En sus inicios, la cumbia se definió como un baile nocturnal, de alumbramiento religioso donde la presencia de las velas que con su luz brillante ilumina, muestra, permite encontrar la ruta, el camino, la respuesta y disipa las oscuridades alejando la tristeza y la maldad. Valdría la pena analizar si esa misma definición sigue siendo pertinente o si hoy bien podríamos simplemente decir que la cumbia es un baile tradicional de carácter festivo propio de las festividades carnavaleras, ya que lo ritual y lo mítico no pase por la mente de miles de jóvenes y adultos que la ejecutan desprevenidamente.

LA POLLERA…..COMO SUAVES OLAS QUE ADORNAN EL VIENTO.

El movimiento de la pollera en la interpretación de la cumbia, centra su significación en la constante negación y provocación que la mujer hace al hombre. Cuando la mujer cierra su falda al pecho refleja la negación y el ligero rechazo que hace a su parejo, mientras que al expandirla es provocar, mostrarse de manera sutil incitando al romance. La trayectoria que describe la pollera con sus bordes de fino encaje hasta posarse en la insinuante cadera de la mujer, arrastra los instantes de asedio del hombre. Los dedos estéticamente fijados a la pollera, da la sensación de que mano y pollera se juntan en una sola unidad expresiva para atrapar los desdenes del cuerpo y dejarlos solo en insinuaciones.

La “Pollera”, toma el nombre de esas piezas de vestuario que las generaciones de damas antiguas acostumbraban a utilizar debajo de sus pesados vestidos, y al que llamaba pollerines, polleras o faldas, luego fueron adquiriendo entre las mujeres del caribe mayor uso por su practicidad llegando a popularizarse y permanecer no solo en la Cumbia, sino en la mayoría de las danzas tradicionales de toda Colombia con las características propias que se adhieren dado el clima y la influencia cultural.

SOMBRERO VUELTIAO, SIMBOLO PATRIMONIAL.

El sombrero vueltiao, declarado como símbolo de la cultura colombiana, (Ley 908 del 8 de septiembre de 2.007) encierra los secretos de la cultura Zenú, indígenas del área de las sabanas de los Departamentos de Sucre y Córdoba. El material del cual están hechos es la caña flecha (Gynerium sagitatum), cuidadosamente procesada, teñida y tejida para lograr una matemática perfección en su diseño, se constituye en todo un vocabulario que cuenta historias, los secretos de la naturaleza y de sus artesanos que de forma prodigiosa impregnan al sombrero no solo de un sentido, sino de una funcionalidad en la cumbia que va mas allá de ser el simple elementos con el cual el hombre caribe se protege del sol.

Es llamado “vueltiao” justamente por el numero de vueltas que se da con el tejido para darle su forma desde la copa hasta el ala. El cumbiambero hace uso de el, para describir el camino que ha de seguir su pareja, en un acompasado movimiento que refleja ingeniosamente las maneras que un hombre tiene para entregar su corazón.

FLORES “ARREBA MACHO”.

En el caribe colombiano, el uso de las flores en las mujeres son el reflejo del espíritu coqueto y festivo de las mismas, ellas según su ubicación o colocación adquieren un significado especial (pueden develar si la mujer es soltera, casada, viuda o comprometida). Son las flores las encargadas de engalanar el rostro de la cumbiambera. Las hay de muchas formas y diseños todas ellas basadas en la preciosa y rica flora caribe, las mas utilizadas son cayenas, corales, “arrebata macho”, en su forma natural o elaboradas con telas que van desde las mas finas y brillantes (payé de lentejuelas, rasos, sedas.) hasta las mas sencillas (plástico, algodones, papel) y ellas entrecruzada con hojas, cintas, varitas de perlas, malines, trencillas y peinetas, en una complicidad perfecta que se suma a la belleza de la mujer convirtiéndose en una corona natural para la soberana de la cumbia.

Muchas de estas flores en la antigüedad eran usadas para la adoración de las deidades (Ej.: Devi, el aspecto femenino de la divinidad en el hinduismo), tienen la particularidad de florecer durante todo el año, son resistentes a las enfermedades, retoñan y crecen rápido y no requieren cuidados especiales.

En el carnaval de Barranquilla antiguamente el uso de las flores por parte de las cumbiamberas era común del lado izquierdo, adornándose para su parejo que se ubica generalmente de este lado, y alejada del calor que emanan las velas encendidas ubicadas en la mano derecha. Pero hoy, consecuentes con el dinamismo cultural propio de los hechos folklóricos, las cumbiamberos se colocan las flores del lado derecho, ya que de ese lado es que generalmente se ubica el público y el jurado en los desfiles de la vía 40 durante el carnaval. .

EL CIRCULO ….. AVANZANDO EN CONTRA DEL TIEMPO.

Dentro de las figuras mas características de la Cumbia a nivel coreográfico se encuentra el Circulo, el cual se suscita de manera contraria a las manecillas del reloj, en un carrera amorosa en contra del tiempo, como si quisiera detenerlo en un instante para dejar asomar de la piel y cada poro el sudor y aliento de un romanticismo que no tiene final.

La figura circular representa los ciclos infinitos que se surgen, se desarrollan y mueren pero que vuelve a renacer, imita el movimiento de los astros siempre circular e interminable. Las parejas van bailando en la medida que los músicos ubicados en el centro de la rueda.

La Cumbia, en su ejecución es más que simples figuras planimetricas, su esencia como tal esta determinada por la destreza de su interpretación, sus pasos básicos, sus movimientos, la cadenciosidad de la música. En ella la mujer desplaza los pies de forma plana sin levantarlos del suelo, no brinca para no desfigurar el movimiento pendular de su cadera, ni producir movimientos en su torso que debe permanecer erguido como el tallo de una palmera y sin movimientos de hombros. Ella, que se pasea por la nubes en un andar imperceptible levita para cambiar de sitio y no dejarse atrapar.

El hombre cumbiambero efectúa pasos mas libres, realiza aproximaciones constantes a su pareja a quien acorrala con los brazos queriéndola envolver sin tocarla. Su paso se compone de una marcación con el pie izquierdo que permanece plano en el piso, mientras que el derecho por momentos esta empinado. La forma que se idea para enamorar a la mujer da cuenta de su creatividad y de las estrategias corporales de las que puede valerse para hacerse notar. Son las miradas que se funden en un solo significado, el enamoramiento! Hombres que pretenden, que buscan oportunidades, mujeres que esquivan y que provocan, que comunica los sentimientos más profundos de sus intérpretes.


MUSICA QUE DESPIERTA EL ALMA.
La Cumbia para completar su magia, requiere de la fuente cristalina de la música, en la que están presente en una conjunción perfecta, instrumentos como la Tambora (tambor de dos parches cuyo sonido se produce con la ayuda de un par de pequeños palitos de madera), un tambor alegre (tambor mediano que lleva la línea rítmica base), un llamador (tambor pequeño que marca el compás en contratiempo), un guache (cilindro de metal relleno de pequeña semillas de capacho), las maracas ( par de totumos que son rellenados con semillas), y una flauta de millo (flauta pequeña extraída del material del millo o sorgo con una lengüeta que es la que permite entonar las melodías), ocasionalmente y dependiente del área geográfica en la que se interprete la cumbia, es posible encontrar instrumentos como las gaitas en reemplazo de la flauta de millo.
La sonoridad de estos instrumentos solo es posible con el garbo y entusiasmo de unos aguerridos músicos que dejan pedazos de su existencia sobre los cueros del tambor, son ellos quienes en un gesto de lo intangible, muestran la virtud mas pura posando sus labios sobre la embocadura de una flauta de millo que grita emocionada convirtiendo todo en movimiento y dándole armonía a todo cuanto le rodea.