EL CUERPO Y CARNAVAL

EL CUERPO Y EL CARNAVAL. Por: Mónica Lindo De Las Salas Grupo de investigación CEDINEP - Universidad del Atlántico. En la forma como una cultura construye su noción de cuerpo, se cifra una forma simbólica esencial de entender la realidad Analía Negishi.
El Carnaval de Barranquilla como espacio lúdico y festivo reúne las manifestaciones expresivas propias de sus habitantes, de una tradición heredada y de un presente vivo; evidencias cargadas de emociones, historias, propiedades únicas y formas de ver el mundo, de pensar la ciudad como territorio creativo, donde el teatro, la música y la danza encuentran su principal escenario convirtiendo a las expresiones artísticas y culturales en la base identitaria de las comunidades, haciéndose visible de formas tan diversas y ricas, como tradicionales y contemporáneas.
 En el marco de las fiestas como el Carnaval, es posible develar las formas particulares que tienen sus habitantes de asumirse como seres únicos, dentro de una pluralidad social, lo cual se refleja de muchas formas, una de ellas la danza y su instrumento de comunicación expresiva como es el Cuerpo, el cual es posible comprenderlo y darle significado a la luz de los imaginarios colectivos, o de la representación que se hace de él en sobre todo en el pentagrama motriz de la danza, haciéndose mas relevante para la cultura de un conglomerado, de una región y de un país.

 La historia del cuerpo visto desde el ámbito de lo cultural, ha estado ligada a la evolución misma de las civilizaciones, por ser tributario de condiciones materiales y culturales que configuran las identidades de los pueblos lo largo de los siglos. Una biografía que evidencia todo tipo de situaciones y drásticas transformaciones propiciadas por la humanidad que actúa a la luz de intereses que guían sus acciones. Un cuerpo histórico sumido en una paleta de múltiples intencionalidades, que van desde la pasividad y naturaleza que cimenta su propia existencia, en contraste con un cuerpo estéticamente artificial y sumido en el estrés de la modernidad. Extremos que han permitido comprender el papel del cuerpo en las culturas y en las distintas épocas.

 El cuerpo y la antigüedad. Los historiadores se refieren a una antigüedad que involucra las primeras civilizaciones (Egipcia, Griega y Romana) inmersos en sistemas de gobierno donde la figura de faraones, emperadores con sus riquezas inigualables, son comparados con las deidades y el poder que tienen las mismas de señalar el rumbo de los gobernantes de la época. Por ello al hacer referencia a los orígenes del Carnaval, es inevitable, apartar sus orígenes de las celebraciones populares propias de estas civilizaciones antiguas, ya que fueron reconocidas por los famosos eventos festivos, (Las Lupercales, Saturnales y Bacanales), sobresalientes por el tributo a la carne, a la sexualidad, a un cuerpo libre, impregnado de emociones relacionadas consigo mismo y los dioses. Un cuerpo lleno de excesos, pero también un cuerpo influenciado por las fuerzas ocultas, los amuletos, los dioses, los planetas. Un cuerpo temeroso de los seres supremos. Un cuerpo de mujer recatado, que procrea y que no tiene derechos, ni participación en la vida política, en contraste a un cuerpo de hombre preparado para la guerra, para los deportes, para la filosofía, la poesía y las ciencias. Un cuerpo que se representa en la danza.

 En el cristianismo se habla de un cuerpo reprimido, debido tal vez, a las diversas y controvertidas interpretaciones de las sagradas escrituras y con ella la idea de que al danzar no se está alabando a dios alguno, porque la danza es, en sí mismo un instrumento que propicia el placer y disfrute individual, lo cual resultaba egoísta y alejado de toda veneración a los seres supremos, convirtiéndose en un “insulto” para los dioses, que esperaban ofrendas sagradas y no el desborde de placeres personales. La danza es desterrada de las iglesias, de las celebraciones religiosas y encuentra su lugar en las plazas populares, los festejos del pueblo. Convertido en instrumentos de pasiones que llevan al pecado, el cuerpo es también respetado por el ser templo, la morada de Dios. Un cuerpo de Cristo puro y sin mancha, evidenciado en algunos relatos bíblicos donde se hace alusión al cuerpo como “un vehículo del espíritu, algo perfecto, pero también como un vestido abominable del alma.” . Cada religión ge impera su particular manera de representar el cuerpo, bien sea como “la carne” que incita al pecado, el vehículo que transporta al espíritu, o como el elemento que hay que conservar saludable y ornamentado.

En la edad media, el cuerpo llega a ser enmarcado entre la represión y la sexualidad, la cuaresma y el carnaval, se habla de un cuerpo en el marco de festividades rurales… el lugar donde se producen algunas de las más importantes tensiones de la época en Occidente, del auge del cristianismo a la persistencia el paganismo, de la risa a las lágrimas, de la moda en el vestir a las costumbres del comer; del celibato al amor cortés, El hombre es pues, educado en la culpa de pecado original, del castigo del infierno y la recompensa del cielo, se genera toda un visión del mundo centrada en el fervor religioso en oposición al disfrute pagano, un disfrute relacionado por lo general e el Carnaval, en la fiesta callejera, en el fervor de la plaza pública de la cual es imposible apartarse, Los principios más sagrados no se toman en serio, las risas y las parodias estallan por todos los lugares, la burla es constante.

 El Carnaval tiene como regla la transgresión, lleva a los hombres con sus danzas a una liberación de las pulsiones habitualmente reprimidas, es un escape, una especie de liberación y catarsis. Durante esta época surgió una danza secreta llamada la danza de la muerte, propiciada por la prohibición de la iglesia y la aparición de la Peste Negra. Nacida como danza secreta y estática durante los siglos XI y XII la danza de la muerte comenzó como respuesta a la Peste Negra que mató a más de 50 millones de personas en 200 años. Esta danza se extendió desde Alemania a Italia en los siglos XIV y XV y ha sido descrita como una danza a base de saltos en la que se grita y convulsiona con furia para arrojar la enfermedad del cuerpo .
Con el Renacimiento llega entonces el cuerpo "moderno", un cuerpo en el que los atributos son imaginados a partir de referencias sagradas, del conflicto cultural, del cuerpo singular y autonomía. Un cuerpo venerado a partir del arte, por ser la máxima forma de expresión del sentimiento de los seres humanos. Se habla entonces de un cuerpo desnudo, un cuerpo cuya irreverencia se refleja en la literatura de la época, pero también en grandes obras de pintura, escultura (Ej: David de Miguel Angel, la Maja Desnuda, La Venus de Nilo, entre otras)
 Por otra parte, se experimenta otra forma de entender la naturaleza del cuerpo, durante la Ilustración es manipulado, diseccionado, estudiado por los sabios y científicos quienes en busca de los secretos de la biología humana, miden la masa, la densidad, el volumen, la temperatura. Analizan sus movimientos, detallan la anatomía, descubren su funcionamiento, comparan cuerpos, (el del gimnasta, el del filósofo). Los descubrimientos aportan a la ciencia y al mismo arte. Durante el Siglo XX , tal vez sea fácil recordar la gran cantidad de acontecimientos generados, (Del año 1.901 al 2.000 ), bien sea porque los padres, abuelos y bisabuelos han contado sus experiencias de vida, cimentando muchas de las costumbres y hábitos adquiridos, o porque fue justamente en este siglo donde se generan muchas situaciones que demarcaron el rumbo de la humanidad, desde el desarrollo de dos guerras mundiales, hasta el surgimiento del Internet, los celulares, entre otros avances tecnológicos; pero también caracterizado por las crisis económicas, las injusticias sociales, el aumento de la pobreza, la desigualdad social, la inequidad en la distribución de las riquezas entre los países y muchas otras circunstancias desde todos los ámbitos de la sociedad.

 En este sentido, el cuerpo, es representado como un cuerpo social, que se mueve en medio de la preocupación de los gobiernos de fortalecer la salud pública, en programas que estimulen la prevención de enfermedades sobre todo aquellas producto de una práctica sexual temprana y sin prevención, los virus difíciles de combatir, un cuerpo que no respeta su propia naturaleza ni la de que le rodea. Un cuerpo que se representa en el arte, convirtiéndose, como en todos los momentos históricos, en el principal testimonio de una época tan controversial por sus contrastes, excesos, avances, pero también por la misma concepción del cuerpo y su relación con la cultura.

 El cuerpo del hombre y la mujer del Caribe Colombiano, partícipe de la fiesta carnavalera, también se representa en el marco de los convencionalismos sociales que afectaron a otros países en otras épocas, donde la participación sobre todo de la mujer, en la vida pública no era bien visto, en la que “lo descubierto”, y demasiado insinuante no era lo propio de alguien decente, de hecho la mujer no era participe de muchas expresiones danzadas de carácter tradicional, por ejemplo en las danzas de Congo o Paloteo. Sin embargo, estamos en otros momentos, donde la representación del cuerpo, en particular en las danzas que se desarrollan en las festividades carnavaleras, estan ligada a otras formas de concebir la belleza, la estética, la espectacularidad, la innovación y el cambio. El joven o la joven carnavalera, asume su cuerpo de muchas formas, pero en relación con la danza, bien puede asumirse como parte de una danza que representa o abandera una tradición, donde el vestuario, los movimientos y la gestualidad hacen parte de su expresividad; o también se escenifica como miembro de una agrupación, cuyo propósito no es velar por la conservación de una tradición sino representarse en el marco del impacto visual, el show, la espectacularidad y el asombro. En otros ámbitos distintos al de la danza, también se encuentra el cuerpo que se asume como figura publicitaria, (jóvenes que por ejemplo utilizan diminutos ropajes para promocionar desde una marca de bebida hasta vehículos, muebles o desinfectantes). Pero también hay quienes actúan como espectadores, que trabajan, que se divierten, que se sublevan, que se esconden, que se muestran, o que simplemente, no se ven representados en el carnaval por su condición religiosa, económica o cultural. Sin embargo, se generan en el marco de la cotidianidad, otra reflexión que nos permite cuestionarnos por ejemplo, ¿en qué momento el cuerpo pasó de ser protagonista en la comunicación directa con otros, a ser reemplazado por el dialogo impersonal o virtual dada por el uso del celular y el internet? Podría decirse que están dadas por las mismas dinámicas de consumo, del mercantilismo y la industrialización de las culturas, en las que más que actividad física para la salud, se pretende la belleza, una belleza en términos de un cuerpo estéticamente proporcionado que se ajuste a los estándares universales de belleza, lo cual tiende a rayar en la incoherencia y lo descabellado.
 Se habla un cuerpo sumido en la necesidad de “parecerse a”, mas que “sentirse bien”. En todas estas reflexiones, el cuerpo evidencia una transformación, un uso, que hacen parte de la cotidianidad, de la vida diaria laboral y familiar, pero que también permean las formas como artística o dancísticamente nos comunicamos. Lo cierto es que , la danza permite representarse, posibilita el reconocimiento de la persona que danza consigo mismo o con el otro que está a su lado, con el que lo observa en un palco, con la cámara de televisión que se aproxima, lo cual da estatus, posiciona, es una forma de sentirse importante, de obtener un reconocimiento social. El que baila refleja un sentimiento, lo hace acorde a su vivencia particular y colectiva.
El cuerpo en la danza se particulariza en medio del concepto de género, edad, condición social, intereses y vivencias. Se permite exteriorizarse, modificar su personalidad, alterar su físico, vencer los miedos, enfrentarse al otro sobre todo cuando ese otro comparte su mismo espacio de representación como lo es el carnaval.

1 comentario:

  1. Apreciada Mónica he estado leyendo su blog y me gustaría tener un contacto más directo con ustedes, tengo una organización en Washington DC e implemento educación en el arte folklórico, quisiera saber más de su investigación y un futuro de actividades en el arte con mi organización podría contactarme a
    pilarrc3@gmail.com
    Mil gracias
    Mária del Pilar Ortiz

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